Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

24 de marzo de 2015

Cambian las cosas, pero todo sigue igual

Por Daniel Movilla

Es una realidad que en cada español hay un seleccionador nacional de fútbol, y también un gran analista político. Los que somos aficionados al fútbol, tenemos siempre en nuestra cabeza los "peros" a cualquier alineación y las alternativas ideales para ese once que salta al campo.

En política pasa lo mismo. Llevo mas de 48 horas leyendo artículos, editoriales y comentarios varios sobre las elecciones andaluzas y yo también tengo mi propia versión de los hechos presentes y sobre todo de los futuros.

Es muy arriesgado esto de los pronósticos porque queda escrito y puedes llevarte un sopapo en toda la cara y hacer el mas espantoso de los ridículos. Pero hoy toca día de riesgo y voy a hacerlo.

Habrán oído estos días repetidamente aquello de "Andalucía es diferente, no se pueden extrapolar los resultados", o "Fin del bipartidismo". También aquello de "Podemos puede, pero no tanto como pensaban ellos" y como no, lo del "Ciclón Ciudadano"

Los periodistas tienden indefectiblemente a publicar un buen titular, y a dejarse llevar en el resto del contenido.

Yo respeto, claro está, cualquier interpretación que se quiera dar a lo sucedido en Andalucía, pero déjenme que haga unas pequeñas reflexiones personales y luego ustedes me dirán si tengo o no razón.

En primer lugar, yo creo que la gente que ha votado al PSOE en estas elecciones, es la que siempre ha votado al PSOE desde que el mundo es mundo, y nunca va a votar otra cosa. Andalucía ha sido la cuna del actual PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, y eso lo tienen acuñado muchos andaluces a sangre.

Los votos que ha perdido este partido e Izquierda Unida, han ido a parar a Podemos. Donde se le ha unido aquella gente de izquierda que es nuevo votante, o que hasta hoy nunca había votado.

Los votos que han perdido PP, UPyD y los pequeños grupos políticos conservadores que se han presentado a estas elecciones, han ido a Ciudadanos, o a la abstención.

Esta es una radiografía simple, lo sé, pero no es muy rebatible si se piensa con una mínima lógica.

Pero aquí lo importante no es saber cómo se han trasladado los votos de una a otra fuerza política, y  si el porqué. Y bajo mi punto de vista, ver en los resultados andaluces el riesgo de una caída del sistema es una tontería enorme.

Se ha dicho siempre que el pueblo es sabio y que conoce muy bien hasta donde tienen que llegar los cambios y cómo hacer esos cambios sin peligro para la democracia. Esa es una majadería. La gente vota muchas veces con las tripas, casi siempre con el corazón y casi nunca con la cabeza.

Aquí lo único que ha pasado es que la gente quiere que cambien las cosas, para que todo siga igual. Me explico.

Los españoles quieren seguir coleccionando los mismos cromos de fútbol, pero han decidido cambiar algunos equipos. Al equipo de Izquierda Unida ya no lo quieren en la colección, y a UPyD, tampoco.

Y aquí, hoy, en esta nueva liga política, aparecen dos nuevos equipos dispuestos a jugar en la primera división española: Ciudadanos y Podemos.

Y jugarán bien, estoy seguro, pero lo justo para ganar los suficientes partidos que les permitan seguir año a año en la primera división.  No jugarán la Copa de Europa nunca, ni siquiera la final de la Copa del Rey, pero le darán alegría al campeonato.

Solo tengo dos dudas con Ciudadanos y alguna de ellas quizá sea cierta. La derecha cambia mas fácilmente de cromos que la izquierda. Es mas oportunista y mas cainita que la izquierda. 

Si en algún momento del campeonato, la gente que vota PP, cree atisbar que Albert Rivera puede llegar a ser Presidente del Gobierno, no hay nada que hacer. Ese si será un tsunami que no lo podrá parar ni todo el sistema unido.

Y la otra duda es si quizá el conjunto de fuerzas que conforman el sistema, ya ha hecho el cambio de cromos y decidido que la nueva apuesta de la derecha española se llama Albert Rivera.

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