Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

21 de octubre de 2014

El Verne español

Fue uno de los padres de la aeronáutica en España, se carteó con Einstein y rechazó ofertas de trabajo de la NASA. Concibió "el atuendo de los navegantes que en los futuros paseos por la estratosfera podremos admirar brillantes y deslumbradores"

La Guerra Civil destruyó su creación y le obligó a emigrar a Francia, donde fue presidente de la Segunda República en el exilio. Sigue siendo uno de los grandes desconocidos de la Edad de Plata española.

Julio Verne nos hizo fantasear con extraordinarias aventuras en la Luna y en el centro de la Tierra. Emilio Herrera Linares, llamado por algunos "el Verne español", también soñaba con viajar en vertical, pero se inclinó por la ciencia más que por la ficción y luchó por hacer sus sueños tecnológicamente realizables. Gracias a sus estudios aeronáuticos, toda una generación de españoles comenzó a creer que algún día viajaría por el espacio.

"Toda mi preferencia ha sido siempre por los viajes en dirección normal [perpendicular] a la superficie terrestre, bien elevándome a las nubes, bien descendiendo a las entrañas de la Tierra o bajo el agua de los mares", relataba hace 80 años (1933) en su discurso de entrada en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

La pasión por volar de este ingeniero militar le llevó a ser uno de los primeros pilotos de globo de España, pero enseguida pasó a interesarse por los aviones, fáciles de maniobrar. En 1914 ocupó las portadas de los periódicos por ser el primero en cruzar el estrecho de Gibraltar en aeroplano. Años antes, en 1905, se elevó bajo la mirada del rey Alfonso XIII para observar un eclipse solar.

Gracias a sus estudios aeronáuticos, toda una generación de españoles comenzó a creer que algún día viajaría por el espacio

Herrera, un hombre inquieto, no se conformó con el vuelo atmosférico por mucho tiempo. Tan pronto como lo consideró un problema resuelto, se centró en conquistar el espacio exterior. "Presentaba para mí muchos más atractivos un sencillo viaje vertical que una expedición a los países más remotos, siguiendo las vías de comunicación habituales"


Nacido en Granada en 1879, en el seno de una familia burguesa de tradición militar, ya en su infancia Emilio Herrera Linares muestra su interés por la ciencia. En 1896, ingresa en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, donde termina su la carrera en 1901. Se incorpora a las Escuelas Prácticas de Aerostación y desde 1906, se dedica a esta disciplina. En 1911, obtiene su título de piloto militar y alterna sus servicios en la Aerostación de Guadalajara y en Aviación de Cuatro Vientos, donde asume la formación de las siguientes promociones de pilotos. Entre 1913-14 Herrera recibe el nombramiento de Caballero Gentilhombre de Cámara con Ejercicio de manos del Rey, por su hazaña aérea: cruzar el estrecho.

En los años que siguen, Herrera se concentra en la actividad científica y como Vicepresidente, desde 1919, de la Sociedad Matemática estudia y difunde la Teoría de la Relatividad. En las dos décadas siguientes, se convierte en un estudioso de la aeronáutica de prestigio internacional, siendo uno de los responsables de la concepción y diseño del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, considerado como uno de los más importantes del mundo.

En 1927, es designado vocal del Consejo Superior de Aeronáutica, dos años más tarde, director de la Escuela Superior de Aerotecnia. En 1931, la Sociedad de Naciones reconoce la valía de sus aportaciones nombrándole "Experto Internacional de Aviación". Asimismo, el Gobierno de la República reconoce su labor en el ámbito de la aeronáutica y le concede el título de Ingeniero Aeronáutico por méritos. En 1933 ingresa en la Academia de Ciencias.

Este mismo año comienza a preparar un programa de investigación de la radiación cósmica en las altas capas de la atmósfera. Proyecta una ascensión que despierta el interés internacional y diseña el que se podría considerar el primer traje espacial. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil frustra su proyecto.

Durante la Guerra Civil, Emilio Herrera, de convicciones monárquico-conservadoras, se mantiene fiel a la República. Es nombrado Jefe de Servicios Técnicos y de Instrucción de las Fuerzas Aéreas de la República (FARE). Ascendido a general, Indalecio Prieto lo elige para la embajada que representa a la República Española en la toma de posesión del nuevo presidente de Chile.

De regreso a Europa en febrero de 1939, Herrera se instala en París e inicia su largo exilio. Sin bienes para subsistir y sin aceptar ayudas, consigue trabajo en la ONERA (Office National d´Études et de Recherches Aéronautiques) y en la UNESCO, hasta que el ingreso de España en la ONU (1955) le lleva a presentar su dimisión.

Aunque Herrera no muestra tener vocación política, acepta en 1951 encargarse del Ministerio de Asuntos Militares del Gobierno de la República en el Exilio. El 9 de mayo de 1960 asume la Presidencia del VI Gobierno en el Exilio, tiene 80 años. Siete años más tarde, muere en Ginebra, el 13 de septiembre de 1967. Sus restos descansan en Granada desde que en 1993 fueran trasladados a su ciudad natal.

En 1967, año de su fallecimiento, Herrera se mostró partidario de una reconciliación nacional, y buscó el apoyo político y religioso para celebrar un referéndum en el que los españoles pudieran elegir libremente entre monarquía o república.

Su proyecto más ambicioso, aunque frustrado, fue la ascensión a más de 22.000 metros de altitud – por encima del récord de altura del momento –­ en un globo de barquilla abierta. Una vez en la estratosfera, su plan era tomar medidas para estudiar la radiación cósmica. "Este proyecto fue de enorme importancia, sobre todo, por el diseño de la escafandra Herrera, una de las mayores aportaciones europeas a la conquista del espacio", asegura Emilio Atienza, doctor en Historia Contemporánea de España y especialista en historia de la aeronáutica.


La escafandra del espacio era una vestimenta diseñada por Herrera para protegerse de las temperaturas extremas, la baja presión y la falta de oxígeno de la estratosfera. Muchos la consideran precursora de los trajes espaciales actuales.

El científico tenía muy claro que llegar a las capas superiores de la atmósfera era el paso previo a la conquista del espacio, y que, en los viajes extraterrestres, el astronauta necesitaría un traje protector para salir de la cabina a hacer reparaciones de la nave o para caminar sobre el astro de destino. Sus predicciones tardarían 30 años en probarse, cuando, en 1965, un astronauta ruso dio el primer paseo espacial.

En 1936, cuando por fin el enorme globo y la escafandra estaban listos para la ascensión, el estallido de la Guerra Civil española se llevó por delante todo el proyecto. El traje fue destruido y con la tela del globo se hicieron abrigos para los soldados republicanos.

Pero su reconocimiento internacional llegó hasta la NASA, que le ofreció trabajo mientras él vivía en el exilio en Francia pero lo rechazó porque "no quería alejarse de España, ya que pensaba que el exilio no iba a durar tanto como luego duró". Otras fuentes afirman que declinó la oferta porque la NASA denegó su solicitud de que la misión espacial estuviera abanderada conjuntamente por EE.UU y el gobierno de la República española en el exilio. 


Conseguir una conexión aérea regular entre Europa y América fue otro de sus sueños incumplidos. Su propuesta consistía en dos dirigibles semanales con capacidad para 40 pasajeros que unirían Sevilla con Buenos Aires en solamente tres días y medio. La falta de fondos españoles hizo que una empresa alemana asumiera el proyecto. El dirigible Graf Zeppelin hizo el primer vuelo entre los dos continentes el 18 de septiembre de 1928. El 12 de octubre, Herrera pilotaba la enorme nave sobre Barcelona con destino a Nueva York.

"Era un hombre de acción. En los primeros años como ingeniero militar, nada hacía prever que de pronto descubriera su gran pasión por las matemáticas y la física ­– explica Rodrigo Martínez-Val, profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid –. Empezó a estudiarlas con tanta profundidad que llegó a cartearse con los grandes científicos del momento, como Albert Einstein"

En 1923, participó en la organización de la visita del gran físico alemán a España y la prensa de la época recogió el encuentro entre Herrera y el padre de la relatividad relatando cómo los dos científicos se "pelotearon ecuaciones". Fue precisamente Einstein quien, cuando Herrera se vio obligado a exiliarse a París, le solucionó su situación profesional al recomendarle para trabajar en la UNESCO como consultor en temas de energía nuclear.

La creación en 1928 de la Escuela Superior Aerotecnia fue otra de las grandes aportaciones de HerreraEn esa escuela de Cuatro Vientos, Herrera promovió la construcción de uno de los túneles de viento más grandes y modernos del momento. 

Herrera escribió sobre cosmología y partículas elementales. Su estudio sobre la bomba atómica, el primer artículo que explicaba sus devastadoras consecuencias potenciales, llevó a los periodistas a la puerta de su casa.

El rechazo del artículo por una revista alemana confirmó sus sospechas de que en Berlín estaba intentando fabricarla. Fue una publicación francesa la que finalmente lo aceptó como artículo de divulgación. Veinte días después, Hiroshima fue bombardeada. Aquel día, los reporteros se apiñaban delante su apartamento parisino preguntando por el hombre que predijo el desastre.

Era tal su preocupación sobre las aplicaciones militares de la ciencia, que también alertó sobre el peligro de la bomba de hidrógeno y la de fotones. En uno de sus programas en Radio París, con el título ¿Puede la humanidad suicidarse?, reflexionaba: "Todos debemos desear el progreso científico de la humanidad, pero sin dejar atrás su progreso moral. Si no, la existencia del género humano corre gran peligro"

Aunque fue monárquico declarado y de la alta sociedad, Herrera luchó en el bando republicano por la convicción moral de que debía lealtad al gobierno democráticamente elegido por el pueblo. 

Su relación con la república propició que durante los años de dictadura se le silenciara. Esta es una de las razones por las que su reconocimiento haya sido menor que el de otros personajes, aunque su categoría era superior. Sólo a partir de los años 80 se ha intentado restablecer su figura.


Distinciones

Caballero de la Legión de Honor de Francia (decreto 19 de julio de 1906)
Caballero Gentilhombre de cámara con ejercicio de Alfonso XIII (1914)
Comendador de la Orden de Cristo de Portugal (1923)
Comendador de la Orden de Isabel la Católica (1927)

Laureado de la Academia de Ciencias de Francia (1950)

La Fundación Emilio Herrera Linares es la responsable de conservar su archivo personal. El premio más importante de los distintos que concede la Fundación Aena, dotado con 60.000 €, se entrega en honor a Emilio Herrera.



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