Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

29 de enero de 2014

Una mujer que vivió bajo sus propias reglas

Simone de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908, en el boulevard Raspail, en París.  Pensadora y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer, fue considerada la gran dama del feminismo francés.

Simone era la hija mayor de una respetable familia burguesa. Su padre quiso en el teatro, pero sucumbió a las presiones sociales y se convirtió en abogado, y su madre fue una mujer muy católica. 

De Beauvoir fue educada en instituciones privadas e inicialmente bajo la dirección religiosa de su madre. Pero ya se declaró atea cuando aún era una adolescente, argumentando que la religión no era más que un método para evitar la verdad. 

Cuando De Beauvoir tenía 21 años se fue a vivir con su abuela, y empezó a estudiar filosofía en la Sorbona.

En 1929 De Beauvoir pasó su oposiciones para profesores de filosofía, con una tesis sobre Leibniz. Este mismo año conoció a un grupo de estudiantes, entre ellos a Paul Nizan, André Hermaid, y Jean-Paul Sartre. 

Sartre y de Beauvoir crearon entonces un vinculo sentimental que duraría toda su vida, convirtiéndose en los mejores amigos e iguales intelectuales. La influencia de los dos filósofos en el trabajo del otro es notable.

Su relación se haría famosa por el compromiso que hicieron el uno al otro y que incorporo la libertad de amar a otras personas y la práctica de total apertura y la honestidad entre ellos.

A Sartre se le ocurrió la idea de firmar con De Beauvoir un contrato de dos años, renovable, durante los cuales vivirían "en la más estrecha intimidad posible", pero distinguiendo entre "amor necesario" (el suyo) y "amores contingentes" (los amantes).

Incluso en varias ocasiones formaron triángulos amorosos permanentes, generalmente con mujeres jóvenes, algo que iniciaron  con una estudiante en el Liceo de De Beauvoir llamada Olga Kosakievicz. La existencia de amantes fue una constante en sus vidas.

Después de esos dos años de contrato, cada uno de los dos, recuperaba su libertad unos años antes de volverse a unir, una fórmula no exenta de sufrimiento, pero era el precio a pagar por tener garantizada la libertad. A los 50 años, al escribir Simone "La plenitud de la vida", puso todo su empeño en demostrar que Sartre y ella superaron la prueba y que a partir de ahí formaron una especie de unidad con dos cabezas.

Beauvoir huyó del matrimonio, vivió su bisexualidad y renunció a la maternidad, incompatible con su vocación de escribir.

Entre 1931 y 1941 de Beauvoir siguió viviendo con su abuela mientras enseñaba en varios liceos en Marsella, Rouen y París. Fue profesora en la Sorbona 1941-1943. Su trabajo le permitió ser financieramente independiente.

Pasó un tiempo en los cafés de París escribiendo y dando conferencias. Fue a estudiar filosofía alemana en Berlín una temporada, pero permaneciendo siempre en contacto con Sartre.

En "La invitada" (1943), su obra debut, la intelectual plasma el triángulo amoroso entre ella y Sartre con una joven que fascinaba a ambos, y que le sirve para cuestionar el modelo burgués de pareja y de familia, así como explorar los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual.

Para De Beauvoir todo se construye, incluida la felicidad y, por supuesto, la identidad personal. Ella abraza una filosofía que confía a las personas, y solo a ellas, la responsabilidad de labrar sus propios destinos.

En 1945 publicó "Le Sang des autres" (La sangre de otros), una novela que explora los problemas de activismo político y dilemas experimentados por un líder de la Resistencia francesa durante la guerra mundial. Las reseñas del libro fueron favorables, y se venden bien en el entorno de una confusa Francia de la posguerra, lidiando con los problemas morales dejados por la contienda. 

El éxito de ambos, de Beauvoir y Sartre,durante este tiempo los llevó un círculo intelectual más grande que incluye a Camus y a Picasso. 

Después de la Segunda Guerra Mundial, de Beauvoir y Sartre, junto a Camus, editan la revista "Tiempos Modernos" llamada así por la película de Chaplin. La revista mensual puso a la pareja en el centro de una comunidad intelectual muy activa.

El interés de De Beauvoir por la política aumentó de forma constante después de la Segunda Guerra Mundial. Por la década de 1950, de Beauvoir se había vuelto muy crítica con el capitalismo, y fue una gran defensora de los gobiernos comunistas de China y la Unión Soviética. En 1947 hizo un viaje de cinco meses en los Estados Unidos, lo que refuerza muchas de sus creencias. 

En 1948 ella publicó "L'Amérique au jour de jour" (América día a día), un trabajo crítico sobre los problemas sociales, las desigualdades de clase y el racismo del que fue testigo durante su visita a los Estados Unidos.

Mientras estaba en los EE.UU., de Beauvoir conoció y se enamoró del escritor Nelson Algren. Su novela, "Los mandarines", publicada en 1954, se basa libremente en sus relaciones tanto con Algren como con Sartre. La novela fue galardonada con el Premio Goncourt, máximo galardón literario de Francia.

En 1949 publicó su tratado clásico de la literatura feminista "Le Deuxième Sexe" (El segundo sexo). Esta obra fundamental, la encumbró como una gran pensadora política y filosofa. Trata sobre la opresión de las mujeres, afirmando que "no se nace mujer, se llega a serlo" El texto es una súplica apasionada  por la abolición de lo que ella llama el mito del "eterno femenino" y la obra es considerada por algunos estudiosos como una de las declaraciones definitivas de la independencia de la mujer.

En ella elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico.

No todo el mundo aprobaría el texto, por supuesto, y el escritor católico François Mauriac lideró una campaña contra la obra calificándola como pornografía. Otros críticos etiquetan de Beauvoir como una ninfómana.

Fundó con algunas feministas la Liga de los Derechos de la Mujer, que se propuso reaccionar con firmeza ante cualquier discriminación sexista.

De Beauvoir dedicó cuatro volúmenes de trabajo a su autobiografía:

Mémoires d'une jeune fille rangée (Memorias de una joven formal. 1958)
La Force de l'âge (La plenitud de la vida. 1960)
La Force des choses (La fuerza de las cosas. 1963), y 
Tout compte fait (Final de cuentas. 1972). 

Estos volúmenes pintan un retrato fascinante de la vida intelectual francesa desde 1930 hasta la década de 1970. En su segundo libro de memorias, La plenitud de la vida , se analiza la relación entre el "yo" y el "nosotros", y escribe sobre la autonomía, la soledad y la evolución de su relación con Sartre. 

En 1970 escribió "La Vieillesse" (La vejez), que es una crítica mordaz de la indiferencia de la sociedad hacia las personas mayores: "La vida es un largo combate por el que se llega a ser uno mismo, esa es la tarea más elevada e ineludible de todo ser humano"

En 1981 escribió "Adieux": (Adiós a Sartre), un relato de los últimos años de Sartre. Ella se había quedado al lado de Sartre hasta su muerte en 1980, y de Beauvoir pasó sus últimos años tratando de grabar su relación.

En los últimos años de su vida, De Beauvoir se convirtió en una persona muy dependiente del alcohol y las anfetaminas, y su salud declinó rápidamente. Murió en París el 14 de abril de 1986, y fue enterrada en la misma tumba que Sartre.

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