Por Daniel Movilla
Ya saben ustedes que los días de Navidad son muy propicios para las grandes tertulias y por qué no decirlo, también para tener que soportar a veces disparates y ocurrencias derivadas de las generosas dosis de alcohol que solemos meternos entre pecho y espalda en estas fechas.
A lo que iba, ayer, en una de esas tertulias amenas y largas como deben de ser estas cosas, salió a colación un tema controvertido y muy de actualidad. Yo soy muy aficionado a introducir temas polémicos en las conversaciones, cuando veo que la cosa languidece y empieza a decaer el ritmo de la tertulia.
Estábamos unas cuantas personas, todas ellas adultas, y todas ellas también, salvo una persona mayor, expertas en el manejo de Internet, las redes sociales y aficionadas al mundo de la música y del cine. La cosa empezó porque pregunté a cada una de las personas que allí estaban, cual era su película favorita desde siempre. Al margen de divergencias y gustos muy encontrados - desde "Que bello es vivir", hasta "Kill Bill" - allí salió de todo. El problema surgió cuando se puso sobre la mesa la forma en que cada uno accedía a la música o a las películas que le gustan.
La conversación se encendió realmente porque había allí bastante gente que piratea desde Internet, tanto las películas como la música y parece que eso es lo normal en estos tiempos de poca pasta y facilidad de acceso. Yo discrepé con ganas y además, con fundamento.
Aunque creo que allí, en aquel momento quedé como un verdadero pardillo, salvo para la persona de mas edad, que sinceramente se quedó petrificada cuando escuchó que ahora todo el mundo "piratea" la música y las películas y no paga nada por ellas. Sencillamente no lo entendía y decía que le entraba mucha tristeza saber que eso era así.
No quiero ser ejemplo de nada porque la vida me ha enseñado a ser muy prudente en las valoraciones personales, y ni todo es blanco, ni todo es negro, pero ahora mismo estoy delante de mi ordenador escribiendo y oyendo 18 grandes éxitos de Bruce Springstenn que me acabo de bajar de mi iTunes por 5,99 €. Así que cada canción me ha costado aproximadamente 0,33 céntimos.
Estoy muy satisfecho de la pequeña joya que me acabo de descargar, y estoy disfrutando ahora mismo de un temazo llamado "Dancing in the Dark" Os recomiendo que lo compréis y que disfrutéis escuchándolo. Será un buen comienzo de año.
Aquí tienes a otra pardilla que compra música a través de itunes, películas en DVD en las tiendas, a veces de segunda mano, y libros en las librerías. Y tengo que decir que estoy orgullosa de ello.
ResponderEliminarLas razones son que valoro mucho el esfuerzo y trabajo que hay detrás de todas las producciones artísticas, escribir, componer, dirigir películas lo son, al igual que realizar un proyecto arquitectónico, o vender cualquier otro producto fruto de nuestro trabajo... De seguir con la práctica de la piratería corremos el grave riesgo de quedarnos sin escritores, compositores, sin poetas, y eso sí que sería dramático.
Quién va a ser el tonto que escriba o componga para que después su trabajo pueda ser descargado sin coste alguno y sin recibir renta alguna por sus autores.
Nos deberíamos hacer esta pregunta, ¿nos gustaría que a nosotros nos hicieran lo mismo con el producto de nuestro trabajo? ¿qué no nos pagaran la nómina o los honorarios o la minuta tras realizar un trabajo con gran esfuerzo? Pues eso...