Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

16 de enero de 2014

Callejón sin salida

Por Isaac Mesa

Separar las relaciones comerciales de las relaciones sociales es un error, pues en realidad toda relación económica es una relación social, por tanto de una relación económica errónea surge el conflicto social.

En nuestros días la revolución tecnológica ha adquirido unos niveles de producción y eficacia que hace que el capital invertido en mano de obra sea improductivo.

Mientras los medios mecánicos de producción se amortizan en tiempos cada vez más cortos, la mano de obra humana son constantes, esto genera que el capital se invierta en maquinaria y no en mano de obra, provocando el aumento de desempleados. 

Ha aumentado enormemente nuestra capacidad de producir bienes en menos tiempo, ello provoca que la saturación de los mercados al no encontrar compradores provoque gigantescos stocks en el mejor de los casos o el cierre de las empresas, sobreviviendo aquellas más grandes y acaparando con cada crisis del sistema mayor cuota de mercado.


Desde este punto de vista las crisis económicas son inherentes al sistema y cada vez más cercanas en el tiempo a medida que aumenta la capacidad para producir bienes y equipos.

Por otro lado el sistema además de reducir sus ciclos de crisis cada vez produce mayor número de desempleados reduciendo el número de personas con capacidad de comprar.

La vieja teoría de Adam Smith que sostenía que toda la plusvalía se invertía para contratar nuevos trabajadores queda desfasada y sin sentido cuando la tecnología en la producción de bienes y servicios sustituye a la mano de obra.

En realidad si toda la tecnología existente y toda la inversión pública y privada se orientaran a la obtención de equipos de nueva generación tecnológica, apenas entre un 5 y un 10% de la mano de obra actual seria necesaria para producir los bienes y servicios que hoy consumimos.

Pero el sistema capitalista se enfrenta a un callejón sin salida, pues la inversión en bienes y equipos de última generación, conlleva grandes masas de desempleados cada vez mayor en número que en su nueva situación de desempleo dejan de consumir productos y bienes.

La capacidad tecnológica y por tanto la capacidad para producir bienes y equipos aumenta de modo directamente proporcional al número de desempleados y por tanto a personas que quedan fuera del círculo de consumo.

En todas las crisis, el sistema capitalista se regenera por medio de dos sistemas, uno reduciendo salarios a los cada vez menos necesarios trabajadores y aumentando las horas de trabajo y otro destruyendo para reconstruir al mismo tiempo que elimina mano de obra mediante el conflicto.

Pero el sistema capitalista se enfrenta a un problema, cada vez necesita menos mano de obra al tener mayor tecnología productiva y a la autodestrucción siguiendo el sistema del conflicto como solución a sus problemas, al mismo tiempo la competencia se hace cada vez más feroz entre aquellos que poseen el capital, consiguiendo una mayor concentración e internacionalización del capital.

La centralización de los bienes productivos y del capital crece de forma exponencial provocando que la centralización del mercado mundial este cada vez en menos manos. Con la disminución del numero de personas que centralizan el poder económico crece la miseria, el servilismo, la explotación y la degradación.



A medida que se centraliza el poder llegamos a un punto en que la diferencia de clases sociales de la mayoría es muy reducida.

Por tanto en un futuro ya no podremos hablar de luchas de clases porque el propio sistema en su vorágine habrá generado la desaparición de las clases sociales.

Nuestro sistema económico actual ha creado una relación de interdependencia económica total, tal vez sin saberlo el sistema capitalista haya puesto la semilla para el final de los conflictos, porque supongamos, un conjunto de multinacionales que operan en diferentes partes del mundo, ¿generarás un conflicto entre potencias cuando tus empresas están en uno y otro lado del Atlántico? por tanto, los conflictos se verán cada vez más reducidos y a zonas muy concretas con intereses particulares para el mercado global.

El conflicto principal surgirá de la situación de precariedad de las masas cada vez más abundantes con las minorías cada vez más reducidas, que controlan los sistemas productivos y el capital.

Por tanto también en este punto el sistema capitalista habrá plantado la semilla de su destrucción a favor de otros sistemas, donde en un futuro la tecnología y todos los sistemas productivos estarán al servicio del bien común, pues cuando la tecnología haga improductiva la mano de obra humana esta quedará como único elemento de producción.

A todo ello contribuirá que el ser humano habrá adquirido en un futuro la capacidad y la tecnología para habitar en otros planetas lo que le permitirá su expansión y el adquirir nuevas e ingentes cantidades de materia primas.

Todo este proceso forma parte de la evolución de una especie, puede verse como utópico o como conflictivo, también habrá quien afirme que la naturaleza del hombre es ser un lobo para el hombre, pero todo ello forma parte de la evolución desde formas primitivas a formas más complejas, donde o bien la especie ha sido capaz de superar sus dificultades y su conflictividad con sus congéneres o ha desaparecido como otras muchas especies.

Son las fuerzas económicas las que, comprendiendo que la centralización de su poder llega a un punto de no retorno y por tanto de conflicto, deberían dar el paso para la transición hacia un nuevo modelo que no será fácil ni inminente y que habrá de hacerse de forma progresiva. De lo contrario las minorías que centralizan el poder corren el peligro del conflicto permanente.
"Las nuevas máquinas pueden reducir la demanda total de trabajo por la misma razón que, a principios de siglo, llevó a reemplazar los caballos por vehículos motorizados". Vassily Leontief (Premio Nobel en Economía 1973)

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