Lo ha dicho: Jonathan Swift (1667-1745)

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él"

25 de septiembre de 2013

Gobernantes de código abierto

Por Irene Serrano  

Una conocida me preguntaba hace días que si en su negocio, un pequeño cafetín de ambiente bastante peculiar, incluso extravagante, diría yo, podría vender los artículos que ella misma iba recopilando y restaurando: juguetes antiguos, un cartel de Mirinda y utensilios diversos traídos de tantos viajes.

La idea de mezclar varias actividades en un mismo local me pareció bastante atractiva: algo diferente por fin. Además, un día cualquiera, podría entrar Leonard Cohen y cantar en uno de sus rincones "Dance me to the end of love".

Nada como echarle imaginación. Pero muchas veces se cruza un inconveniente… Y en este caso lo puso el edil municipal que aseguraba que eso no se podía autorizar con la legislación vigente. Tampoco era posible lo de la música en directo, por supuesto, y peor aún, si se trataba de teatro. 

Pues no será posible en esta ciudad, pero yo lo he visto en Londres, en Nueva York, en Berlín, en Oporto, incluso en Madrid… Entonces, ¡por qué nos tenemos que conformar y hacer lo de siempre! Además, es aburrido… la ciudad no puede evolucionar con esta forma de pensar tan conservadora.

Si hay algo que me gusta menos que el funcionario que dice a todo que no antes de pensar siquiera, es un político metido a técnico; o lo que es peor: ejerciendo de "abotecto", el papel que no le corresponde.

La política está precisamente para imaginar otros escenarios diferentes al actual, para innovar, para adivinar otro futuro, para anticiparse a los cambios sociales que se están produciendo continuamente. La política no es administración, para eso ya está ella, y lo hace muy bien, disponiendo todos los controles necesarios. No necesitamos una burocracia paralela.

La política es el diseño y la planificación de las condiciones sociales y económicas que es necesario disponer para que los ciudadanos puedan realizar sus sueños, para hacer posibles sus ideas, dando mayores oportunidades a todos, vengan de donde vengan, se apelliden como se apelliden, y tengan la formación que tengan.

Hoy, ya no vale la política administrativa que muchos de nuestros ediles vienen ejerciendo, a mi modo de ver equivocadamente, impidiendo determinadas actividades en lugar de disponer las condiciones precisas para hacerlas posibles, siempre sin comprometer valores fundamentales como la seguridad de las personas o el cuidado del medio ambiente, y que no se perjudique ni ocasionen molestias a terceros que puedan afectar la convivencia.

Por eso debemos exigir innovación también en las instituciones, superar de una vez las tradicionales rutinas administrativas. Y esto precisamente es lo que debería entusiasmar a nuestros gobernantes, tienen todo el poder necesario para hacerlo, pueden legislar y promulgar las leyes que demanda la nueva sociedad. ¿Por qué entonces tengo la sensación de que ahora son ellos, precisamente, el ancla que no permite a esta sociedad seguir avanzando en sus pequeños proyectos?


Dance me to the end of love | Leonard Cohen

5 comentarios :

  1. Irene: tu comentario me trae a colación aquellas frases de Lampedussa: "su orgullo es más fuerte que su miseria", y "si queremos que todo siga como está, necesitamos que nada cambie". El lampedusismo en España es cada día más visiblemente irritante. Lo que me queda por tratar de ignorar es que de ésta no se sale con un comportamiento políticamente correcto. Saludos desde Burgos. Antonio Valverde.

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    1. Buenas tardes, Antonio.
      Gracias por el comentario. Complementa bien la reflexión que hice ayer: Es algo que me preocupa mucho: para avanzar necesitamos una visión muy diferente a la que se está practicando por quienes nos gobiernan. Un saludo también desde Valladolid.

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  2. Los cambios más profundos no suceden de un día para otro. En este país tenemos un problema cultural que tardará más de una generación en que pueda notarse, si desde hoy empezamos a realizar cambios en la dirección correcta.
    El inmovilismo lo llevamos en la sangre, el maltrato animal por ejemplo, es patrimonio cultural en este país porque llevamos siglos haciéndolo. Así con todo, las cosas aunque estén mal, aquí no se cambian porque ha sido de esa manera durante toda la vida.
    Es hora de pensar de otra manera.

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    1. Hola, César.
      Gracias por el comentario. Voy a resaltar la conclusión que expones al final, resume muy bien: "Es hora de pensar de otra manera".

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